¡Hola de nuevo! En mi email anterior, habíamos descubierto la importancia de los carbohidratos. En una dieta saludable, no podemos prescindir de los carbohidratos complejos ni de la fibra.
En esta nueva entrega de nuestro newsletter, te hablaré de otro nutriente que muchas personas consideran un enemigo al que deben desterrar de su despensa. Sí, me refiero a las grasas.
Las grasas son una gran reserva de energía. Tener una reserva saludable de grasa nos ayudará a recuperarnos antes si caemos enfermos o si pasamos por el quirófano. Además, un pequeño depósito de grasa en zonas estratégicas de nuestro cuerpo nos ayudará a protegernos del frío.
Tampoco debemos olvidarnos del potencial nutritivo de los alimentos grasos. Las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) son imprescindibles para mantener nuestra vista, nuestros huesos y nuestra piel en buen estado. Estos nutrientes los obtendremos, fundamentalmente, al consumir grasas saludables (como el aceite de oliva).
Como bien sabes, consumir muchas grasas puede hacer que ganes peso y hacer que tu médico te eche una buena “regañina” la próxima vez que acudas a una revisión. Las principales culpables del descalabro de tu dieta suelen ser las grasas de las frituras y la comida rápida.
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¡Que no te confundan!
Mucha gente le tiene miedo a las grasas. ¡No les culpo! En los medios de comunicación puedes encontrar información demasiado simplificada, imprecisa e incluso engañosa. ¿Qué te parece si hacemos un pequeño repaso por los términos más utilizados acerca de las grasas para evitar que nos confundan?
- Lípidos: los lípidos son un grupo muy variado de moléculas que repelen el agua. ¿Has visto cómo al mezclar agua y aceite este último siempre queda “por encima” del agua? Efectivamente, el aceite es un lípido. Existen lípidos que no forman parte de la dieta, como la cera.
- Grasas: las grasas son un tipo de lípidos. Los triglicéridos son las grasas comestibles más comunes. Tienden a acumularse en ciertas zonas de nuestro cuerpo (caderas, vientre y muslos).
- Aceite: un aceite no es más que una grasa en estado líquido, como el aceite de oliva o el aceite de girasol.
- Grasas “malas”: este término se utiliza a menudo para referirse a las grasas saturadas, un tipo de nutriente que, consumido en exceso, se ha relacionado con el aumento de peso y del colesterol “malo”. Las grasas trans o hidrogenadas que pueden encontrarse en la bollería o la comida rápida también se incluyen en este grupo.
- Grasas “buenas”: cuando decimos que un producto es rico en grasas saludables o “buenas”, describimos un alimento con grasas insaturadas. Estos nutrientes pueden ser una influencia positiva en nuestra dieta. El aguacate, el aceite de oliva y los frutos secos son los principales ejemplos de alimentos con “grasas buenas”.
- La grasa es un nutriente muy rico en energía, calorías y vitaminas. Nuestro cuerpo la acumula para utilizarla en situaciones de emergencia.
- Las grasas saturadas y trans de la comida rápida se denominan coloquialmente como “grasas malas”.
- Las “grasas buenas” del aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos podrían mejorar nuestra salud.
Si la idea de que las grasas puedan ser “buenas” en algunos casos te sigue resultando difícil de creer, te recomiendo que le eches un vistazo a nuestro artículo de Guía de Suplementos sobre las vitaminas liposolubles. ¡Te ayudará a tener una visión más positiva de estos nutrientes!
Pero, ¿por qué todo ese revuelo alrededor de las grasas polinsaturadas? ¿Y qué hay de las grasas trans? ¿En qué se diferencian de las hidrogenadas? Te explicaré todo esto en más detalle en mi próximo correo. ¡Hasta pronto!