¡Hola! ¿Cómo estás? ¡Qué alegría poder saludarte nuevamente! Espero que todo vaya fenomenal.
Como te comenté en mi anterior correo, hoy voy a hablarte de un tema que nos interesa bastante a los padres: la independencia en los hijos.
Todos los padres deseamos que nuestros pequeños lleguen a ser adultos competentes y autónomos, pero a menudo nos da miedo darles alas. Ay… ¡Cuánto nos cuesta soltarles la cuerda!
Sabemos que es fundamental que los niños aprendan a ser independientes, pero a veces no sabemos cómo enseñarles sin ser demasiado exigentes. Entonces, ¿cómo lograr que sean independientes?
Pues no es tan complicado como parece a simple vista. Voy a darte algunas claves sobre las que más adelante iré volviendo:
– Permite que tus hijos adquieran las habilidades propias de su edad. Y dispón tú las cosas para minimizar los riesgos. Te dejo un enlace donde encontrarás juguetes útiles para estimular el potencial infantil.
– Cuando tu pequeño muestre interés por una tarea, déjalo que la realice solo o con la mínima ayuda posible de tu parte. Que él o ella sepan que cuentan con tu presencia y apoyo, ¡pero genérales empoderamiento!
– Delega en tu hijo ciertas responsabilidades relacionadas con sus cosas o con su habitación. Por ejemplo: ponlo a hacer su cama, a tirar la ropa sucia en la cesta, a limpiar sus zapatos o a llevar sus platos a la cocina después de comer.
– No le riñas si se equivoca o tarda más tiempo del “normal” en completar o terminar satisfactoriamente su labor. Todo esto forma parte del proceso de aprendizaje.
– Transmítele seguridad y demuéstrale con tus palabras que sabes que él puede lograr sus propósitos. Cualquier frase o acción que haga que los niños se sientan incapaces es un verdadero error que estamos llamados a evitar.
Es común, ¡más de lo que imaginamos!, que los padres subestimemos las capacidades de nuestros hijos; que queramos entregarles todo adelantado, desmenuzado, preparado o desarmado. ¡Y esta es un arma de doble filo en la crianza!
Cuando damos todo hecho -o casi concluido- a nuestros hijos, los acostumbramos a depender siempre de nosotros y de nuestra ayuda. Les hacemos sentir que ellos, por sí mismos, no son capaces de hacer las cosas bien.
Además, el hacerles todo a los niños es un punto de partida para futuros berrinches o protestas caprichosas.
No uses con tu hija/o expresiones como: “yo te ayudo porque tú no eres capaz”; “ven, te sirvo, que a ti siempre se te derrama”, “yo te pongo el jersey porque tu no sabes”, entre tantas otras frases desafortunadas. ¡Siempre háblale en positivo y déjalo que intente hacer las cosas por sí mismo!
No sé si sabes, pero existen períodos sensibles en el desarrollo evolutivo de los niños que marcan la apertura a nuevos conocimientos y destrezas. Y, si nuestros hijos empiezan a repetir con frecuencia ciertas tareas, estas terminan por convertirse en hábitos. ¡Y qué mejor que estos sean sanos y útiles para sus vidas!
Así que, recuerda:
– Delega algunas responsabilidades en los niños (no demasiadas). Ellos necesitan aprender desde pequeños a cumplir con sus deberes. Si no lo hacen, ¿cómo podemos pretender que nuestros hijos, cuando sean mayores, cumplan con sus obligaciones y sean independientes?
– La independencia no aparece de la noche a la mañana, hay que trabajar cada día para conseguirla. Así que, aunque creas que ellos no saben hacer bien muchas cosas, precisamente debes dejarlos que practiquen para que, algún día, logren hacerlas bien.
– Acompaña a tus hijos a investigar, siéntate con ellos a aprender, pero ¡nunca hagas sus deberes! Ellos irán entendiendo que deben esforzarse, encontrarán sus propias maneras de hacer las cosas. Así, también descubrirán que con los recursos disponibles pueden montar sus propias “construcciones” y obtener los mejores resultados.
Los padres tenemos que recordar que nuestros hijos son seres humanos en formación que les falta recorrer un largo camino para llegar a ser adultos.
Además, no debemos sentirnos indispensables para ellos. Sí, es verdad que somos muy importantes en sus vidas, pero no podemos hacerlos demasiado dependientes de nosotros. Algún día, para bien o para mal, ya no estaremos aquí con ellos.
Así que, aquí te va la clave del día: No acostumbres a tus hijos a que eres tú quien soluciona todos sus problemas. Genera en tus pequeños una autonomía que les dé libertad e independencia. Y piensa que: “la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es enseñarles a valerse por sí mismos”.
– Observar, ser reflexivos, hacer uso de la intuición.
– Cuestionarse y buscar soluciones frente a los diversos problemas que se les presenten. ¡No les resuelvas tú todo a la primera!
– Hacer preguntas, extraer lo positivo de cada experiencia.
– Evaluar cuáles son las mejores alternativas cuando debemos tomar una decisión.
¡Qué pena! Ha llegado el momento de despedirnos.
Pero te adelanto algo: en mi próxima newsletter te revelaré las claves para que tus hijos logren tener una autoestima positiva.
¡Un saludo! Y… ¡cuida de ti y de tu hijos!